Experiencia de una joven legionaria

Tal vez estuviese perdida, o simplemente necesitaba escucha, o un poco de ayuda, no lo sé… pero la Legión de María me acogió como un padre acoge su hijo cuando vuelve tras haberse ido.

Joven LegionariaMe presento, soy Marina, una niña más o menos alta, rubia de unos quince años de edad. Lo único que quería y buscaba era la felicidad, salía con mis amigas, compraba ropa, veía la tele…resumiendo, era una chica “normal”. Pero con nada de eso era plenamente feliz, a mi vida le faltaba un haz de luz, una chispa de emoción, una pizca de pureza y sencillez.

Con todos mis problemas y preocupaciones cargados a la espalda me puse en camino, en busca de aquella meta que por entonces parecía impalpable, pero que hoy día es tan real como el sol que nos ilumina.

Hablé con varias personas cercanas a mí, mi abuela, mi madre, mi padre…todas ellas coincidieron en que no hay mayor satisfacción vital que ayudar a aquel que más lo necesita, aquel que precisa un hombro en el que llorar, o un bastón con el que caminar.

Así pues comencé mi cambio, con pequeños actos que me hacían sentir diferente, especial, pero sobretodo cómoda. Pero no contenta con ello, decidí ir más allá.

Desde chiquita siempre me han gustado las personas mayores, me considero alguien que sabe cómo tratarlas, por ello busqué alguna organización que me ofreciese esto que yo consideraba bueno para mí cambio. Entonces fue así como me topé con la Legión. Mi abuela se informó acerca de un grupo de jóvenes que acababa de trasladarse a mi parroquia, y comenzó mi historia con este grupo tan acogedor.

Hace un año ya que todo esto empezó, aún sigo en mi proceso de crecimiento personal y espiritual, en el cual, ellos me ayudaron a conformarme como persona y siguen haciéndolo.

Marina Seco


Deja un comentario